CUANDO LA AMISTAD ES UNA ESCALERA

-Pequeña reflexión de un día atípico-

Muchachos,(iba a poner “compañeros”, pero me sonaba demasiado peronista). No voy a extenderme, sólo serán unas pocas líneas. Estamos lejos, no podré estar hoy con toda esa colosal banda de gente disfrutando de un parsimonioso día al aire libre. Hoy, mientras ustedes beberán Fernet con mucho hielo, y comeran unas buenas achuras (aunque medias arrebatadas, si el Dr Sagretti mete mano en la parrilla),yo estaré despuntando mi rutina en la tumultuosa Buenos Aires.

Hoy me tocará ir al diario budista, invocar daimoku, gritar a los 4 vientos nam-iojo-renge-kyo, hacer la reverencia a gente oriental (que me saludarán diciéndome, Bueno Diaa Amigo Felnando, Bienvenido a la olganización, que tenga una buena jolnada; con una voz muy similar al robot AMOK, que una vez funcionaba en Neverland) y así transcurrirá mi día en una redacción con gente de ojos rasgados, que toman té de lechuga y que escuchan con volumen elevadísimo música tibetana.

Espero terminar rápido mi jornada, y a la noche, salir donde quiera que sea, y levantar una copa (lo más probable que contenga bastante líquido negro, apenas asustada con la bebida cola de origen norteamericana, y dos simpáticos hielos). Brindaré por la amistad, es decir, por ustedes. Cada trago será un abrazo para cada uno de ustedes. Imagínense como voy a quedar.
Chúpense, canten, bailen,rían, lloren,brinden. Yo haré lo mismo, pero sin ustedes, y eso hace que no sea lo mismo.

La distancia es puta,jodida,obstaculizadora;pero también te da la posibilidad de decir esto.
Hasta acá llegaron mis humildes palabras para este inigualable grupo humano, que tengo el orgullo de poder decirles, “amigos”.

Hasta que nos veamos en breve, no quiero emocionar a la parcialidad escalerense con discursos que parecen de despedida del secundario.

Los quiere y los extraña, Toro.